Los pueblos originarios en la península ibérica – por Lorena Rodríguez Alonso (España)

Los pueblos originarios en la península ibérica – por Lorena Rodríguez Alonso (España)

 

La península ibérica fue habitada por diferentes pueblos en su historia. En efecto, durante el paleolítico, hace medio millón de años, los primeros pobladores de la península ibérica eran nómadas y se adaptaban a la naturaleza en su forma de vida.
Con el tiempo, el hombre paleolítico, cazador y nómada, se convierte en productor de alimentos, en agricultor y pastor: es la época neolítica.
A comienzos del III milenio a. de C. la península ibérica recibe nuevos pobladores. La riqueza en metales del país, especialmente el estaño del noroeste, necesario para la obtención del bronce, atrajo a gentes de Oriente, que extendieron su cultura superior. Este período se llama la Edad del bronce.
Hacia el año 1000 a. de C. el mapa cultural de la península sufre una profunda transformación. Entramos así en la Edad del Hierro. Fue una época decisiva en la historia de la península ibérica.

Es en este sentido que José Manuel Roldán afirmó: “Por primera vez aparecen claras diferencias entre las diversas regiones peninsulares. Los dos focos fundamentales son los valles de los ríos Guadiana y Guadalquivir, en el sur, y la Meseta, en el interior. Sus características serán modificadas profundamente por una doble influencia: la presencia de pueblos colonizadores mediterráneos –fenicios y griegos- y la penetración continuada por el norte de gentes europeos. Los pueblos peninsulares adquieren bajo estas influencias la personalidad con la que entran en la Historia”.[1]
Así pues, nuestro trabajo en esta primera parte, se basará más en describir la vida de estos últimos que llamamos pueblos indígenas puesto que ellos son los que tuvieron un contacto directo con los romanos.
LOS PUEBLOS ANTIGUOS
LOS TARTESIOS
Resumiendo el contenido de los textos griegos se puede retener que: “’Tartessos’ es una ilustre ciudad de Iberia, que recibe su nombre del río Betis, llamado antes también Tartessos”.[2]

Los tartesios en la península ibérica eran pueblos procedentes de África del norte. Ocupaban la región meridional es decir Murcia y Andalucía, pero en realidad, su extensión geográfica fue muy diferente para cada época, “ubicada sobre la actual Andalucía, posiblemente su límite máximo estuvo en el cabo de Nao; luego, en la zona de Cartagena; más tarde, se tendió a identificar Tartessos con la Turdetania; y en el siglo III a. J.C. se denominaba Tartessos a la zona del estrecho de Gibraltar.”[3]
Practicaban la agricultura y la ganadería. Eran también hábiles navegantes. Atravesaban ya el Atlántico norte en busca de estaño. Tuvieron relaciones con los fenicios que acabaron por dominarlos; lo que provocó su decadencia. Habitaban la península hacia 500 a. J.C.
LOS IBEROS
Los habitantes de la Península al inicio de los tiempos históricos fueron tradicionalmente designados por los geógrafos e historiadores clásicos con este nombre. No se conoce bien su origen ni el momento de su llegada, si bien se supone que pertenecieron a un grupo racial mediterráneo-oriental-africano, y que llegaron por el Sur, a finales del Neolítico.
Eran hospitalarios y leales. Eran muy valiosos y a la vez muy temibles como soldados. Tenían inclinación a la guerra, motivo por el que el latino Horacio les dio el nombre de “Belicosa Iberia”. No parecían tener una tradición clara de gobierno central, pero sí, tenían una noción muy aguda de la conciencia de unidad étnica, del interés común a pesar de que vivieron divididos en tribus agrupadas en pequeños Estados.

Como actividad practicaban la pesca e intercambio de productos entre tribus. Vivían en cerros y colinas para su mejor defensa. Su arte lleva influencia griega sobre fundo oriental. Se establecieron en zonas de Levante, Mediodía, Pirineos ístmicos y Sur de Francia.
LOS LIGURES Y LOS ILIRIOS
En su libro Historia de España[4], Joseph M. Walker distingue dos otros pueblos, desconocidos por el gran público. Se trata de los ligures y los ilirios.
De un lado, nos informa de que los ligures estaban asentados en Liguria, región situada entre la costa mediterránea y ambas vertientes alpinas. Se viene discutiendo sobre su pertenencia o no al tronco indoeuropeo; su idioma presentaba ciertas afinidades con el celta y el latín, pero también abunda en rasgos diferenciales en relación a otras lenguas indoeuropeos. Practicaban el culto al Sol. La existencia de ligures en la Península Ibérica ha sido discutida y rechazada, incluso, por algunos arqueólogos e historiadores, aun cuando ciertos lingüistas y epigrafistas la admitan para explicar determinados fenómenos idiomáticos. En todo caso, no existen los suficientes datos arqueológicos que apoyen la hipótesis de su presencia.

De otro lado, nos dice que los ilirios son originarios de Iliria, región del Adriático nororiental. Pertenecían al tronco indoeuropeo, y algunos historiadores los han relacionado con la cultura “urnenfelder” (o de los “campos de urnas”), situada entre los ríos Oder y Elba. La relación entre ilirios y la cultura “urnenfelder” se ha establecido sobre razones lingüísticas, ya que si su idioma se desconoce, al parecer pertenecía al gran tronco indoeuropeo. Estos ilirios y proceltas debieron ejercer –según ciertas hipótesis- notable influencia sobre las culturas peninsulares, especialmente en la región catalana, dejando en algunos topónimos huellas de su expansión.
LOS CELTAS
Se trataba de pueblos indoeuropeos, asentados por toda la cuenca del Rhin y la parte alta del Danubio. Sobre el 1700 a. C., iniciaron su expansión hacia las Islas Británicas; pero sus migraciones más conocidas datan de los siglos VIII y VII a.C., en que ocuparon Francia y llegaron, en pos de yacimientos de minerales, a la Península Ibérica.
Penetraron por los Pirineos occidentales y se establecieron en la meseta castellana y las regiones de Galicia y Portugal. Fueron rechazados de la meseta por los iberos más tarde. Pues, se establecieron definitivamente en la región occidental.
Se dedicaban al pastoreo y una agricultura primitiva. Practicaban también la pesca y la caza. Iniciaron la cerámica y el tejido. Fabricaron y usaban metales. En lo de la organización social, nunca formaron grandes naciones.
Eran muy belicosos y guerreros. Los romanos nunca lograron a dominarlos. Su papel, según Pericot, resulta “fundamental para explicar la Historia de España”.[5]

LOS CELTÍBEROS

Asentados en una zona que abarcaba, en todo o en parte, las actuales provincias de Burgos, Soria, Guadalajara, La Rioja, Zaragoza y Navarra, estaban divididos en cuatro grandes grupos: “celtíberos propiamente dichos”, “arévacos”, “lusones” y “pelendones”.

Eran pueblos antiguamente Iberos que se fueron al sur de Francia en el siglo V antes J.C. Fueron rechazados por los galos, pues, condenados a regresar en la meseta. A su regreso se mezclaron a los celtas. Se inició entonces una fusión de las dos razas pero una fusión que nunca se volvió homogénea. Así, se les dio el nombre de “celtíberos”.

Vivían en grandes tribus que tendrían a dividirse en torno a núcleos más o menos independientes. Se identificaba a un núcleo en Numancia cerca de Soria. Se dedicaban fundamentalmente al pastoreo. Estaban gobernados por asambleas del pueblo o jefes militares. Son reconocidos por su tendencia a dedicarse a la guerra como mercenarios. Perdieron su importancia política durante el último siglo antes J.C.

Los celtíberos son nuestras raíces, ya que yo soy nacida en la ciudad castellana leonesa de Soria y hoy en día habito en el pueblo llamado Garray, ubicado a la orilla de los ríos Tera y Duero y en las faldas del asentamiento más grande de Numantinos-celtíberos, llamadas ¨Ruinas arqueológicas de Numancia¨, asentadas en el Cerro La Muela, y que hoy en día tiene sus puertas abiertas a visitantes y turistas.

En la actualidad la Asociación Cultural celtibérica Tierraquemada¨ es quien divulga mediante sus representaciones  populares y escenificaciones didácticas nuestra vida más ancestral de vida, tradiciones y lucha numantina frente al ejército romano.

Podéis conocer más de su historia, ver bonitas galerías de fotos y más, visitando los siguientes enlaces:

http://www.turismosoria.es/que-ver/museos/museo-numantino/

https://numantinos.com/

 

LOS PUEBLOS COLONIZADORES

Pese al desarrollo del arte y de la navegación de los años 1500 y 1000 antes de J.C., unos pueblos en busca de productos exóticos viajaron y a menudo rumbo a la costa mediterránea. Pues llegaron a la Península por motivaciones mercantiles.

Con el florecimiento de sus actividades, fundaron a lo largo de las costas Mediterráneas una serie de colonias que servían de escala en los viajes marinos y desde las que se ejercía una actividad comercial por la población indígena.

A continuación, para asegurar sus actividades y sobre todo el tráfico comercial de sus barcos hicieron establecer en colonias una GUARNICIÓN permanente más o menos fuerte cuya misión era protegerlos en sus actividades. Y por allí se introdujeron en las colonias muchas de las instituciones y formas de vida de la Metrópolis y con ella la cultura y las formas de vida social de los pueblos civilizadores.

Entre el año 1000 y 500 antes de J.C. se notaba la presencia de mercantiles a lo largo del litoral mediterráneo. Se nombran las colonias griegas en el norte por la costa europea, y por el sur las colonias fenicias sobre el litoral africano.  La más importante y famosa de éstas fue Cartago, fundada en el siglo IX a. J.C., la cual sería el origen y centro del imperio cartaginés.

LOS FENICIOS

Los fenicios de la costa oriental mediterránea fueron los primeros colonizadores que, en sus navegaciones comerciales, fundaron una ciudad en la península, GADIR, la actual Cádiz, según la tradición, en el año 1104 a. de C.

 

Son navegantes procedentes de la colonia  Felicia de Tiro. Llegaron a la costa Atlántica del sur de la Península, atraídos por la riqueza mineral (oro, plata, estaño etc.). Es en este sentido que Joseph M. Walker afirmó: “la necesidad de conseguir metales y otras preciadas materias primas, llevó a fenicios y a griegos a establecerse en las costas de la Península Ibérica”.[6]

Las fundaciones fenicias eran independientes entre sí, constituyendo auténticas ciudades-Estado, si bien todas ellas eran muy parecidas, situadas en lugares de fácil defensa, valorándose en mucho la proximidad de fuentes de agua dulce, de las vías de penetración y de los yacimientos, por supuesto. Aprovecharon también la industria pesquera sobre todo el atún y la fabricación de la sal que usaban en la conservación del pescado. Poseían tal vez un nivel cultural elevado.

LOS CARTAGINESES

Son pueblos procedentes de Cartago, una ciudad africana cerca del  actual Túnez fundada por los fenicios en el siglo IX a. J.C. Cartago se convirtió en capital de una república potente marítima y se sustituyó a Tiro en occidente. Cuando Tiro fue derrotado el año 754 a. J.C., el poder de la metrópolis decayó y Cartago su colonia más fuerte y próspera se constituyó en heredera del poder económico y político de los fenicios en zona occidental del Mediterráneo.

A su llegada mantuvieron la organización de las colonias fenicias. Sin embargo impusieron una mayor dependencia de Cartago cuyo gobierno estaba dominado por una aristocracia mercantil. Ya en el año 540 a. J.C. derrotaron a los griegos en Córcega y volvieron los dueños de la navegación en el Mediterráneo occidental hacia el año 500 a. J.C. Conquistaron la ciudad de Carteos porque extendieron su dominio por todo el sur de la península. Siguieron explotando la riqueza mineral del país. Lo que originó su florecimiento económico. En el conjunto de ejército cartaginés se puede encontrar un número muy importante de mercenarios iberos y celtiberos.

LOS GRIEGOS

Tanto como los fenicios, los navegantes griegos llegaron a las costas de la península ibérica, atraídos por la fama de sus riquezas en metales. Fundaron varias colonias a lo largo de la costa este y sur del Mediterráneo hacia el año 600 a. J.C. Fundaron Massalía (actual ciudad de Marsella) en la costa francesa.

Si es cierto que la civilización griega tuvo poca influencia en la vida cultural, su aportación en la escultura y la cerámica ibera fue relativamente notable. Fue en lo político que la presencia griega marcó su mayor importancia. En efecto, pese a la colonización griega la población del litoral mediterráneo griega e ibera no cayó bajo la esfera de influencia africana de los cartagineses, quienes cuando quisieron adueñarse de estas colonias los griegos buscaron el apoyo militar de los romanos con los cuales tenían ya relaciones políticas y económicas. Por ello, se decía que “la colonización griega preparó la posterior romanización de la península y aseguró su alianza con la cultura europea”.

Referencias

[1] José Manuel, Roldán: Historia de España, EDELSA Grupo Didascalia, S. A., Madrid, 1998, p.11

[2] Antonio, U. y Otros: Introducción a la Historia de España, Editorial Teide-, S. A., Barcelona, 1971, p.14

[3] Antonio, U. y Otros: ibídem, p.14

[4] Joseph M., Walker: Historia de España, EDIMAT LIBROS, Madrid, 1999 pp. 22-23

[5] Luis, Pericot: La España Primitiva, citado por José Manuel Gómez Tabanera, 1959, p.56

[6] Joseph M., Walker: ob.cit, p.26

www.numantinos.com

http://knowledgeiskeytosuccess.over-blog.com

http://www.turismosoria.es/que-ver/museos/museo-numantino/

Lorena Rodríguez Alonso Lic. en Educación. Especialista en Educación Infantil. Experta Universitaria en Inteligencia Emocional y Psicología Positiva.   Autora de ¨Niños emocionalmente felices¨ Docente/ Maestra en CEIP Diego Laínez, Almazán – España. Coordinadora junto al Equipo Directivo del centro educativo del Programa de habilidades de interacción social y emocional. Autora del Blog www.niñosfelices.es

 

 

 

 

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